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La diabetes, un peligro también para la boca

 
 
 

El Día Mundial de la Diabetes se creó en 1991 como medio para aumentar la concienciación global sobre la diabetes.

El Día Mundial de la Diabetes fue introducido por la Federación Internacional de Diabetes (FID) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1991, ante el preocupante aumento en la incidencia de la diabetes alrededor del mundo. Desde entonces, el evento ha aumentado en popularidad cada año.
Se escogió esta fecha siendo el aniversario de Frederick Banting quien, junto con Charles Best, concibió la idea que les conduciría al descubrimiento de la insulina, en octubre de 1921.

La diabetes, un peligro también para la boca

Cuando se habla de diabetes, se suele hacer alusión a los problemas que esta enfermedad crónica genera en los ojos -daño en los tejidos lubricantes de los ojos-; el corazón -más riesgo de infartos-; los riñones -más posibilidad de daño renal-; los nervios -dolores y hormigueo-; el hígado -puede volverse graso o desarrollar insuficiencia-; la piel -más seca y opaca- o los pies -heridas que no cicatrizan, con riesgo de amputación-.

Sin embargo, se tiene menos en cuenta sus efectos en la boca, a pesar de que la cavidad oral de los diabéticos tiene más riesgo de desarrollar patologías en las encías o los dientes, incluso con pérdida de piezas dentales.

Problemas bucodentales que más afectan a los diabéticos:

  • Periodontitis: hay estudios que apuntan que las personas con diabetes tienen mayor incidencia de trastornos en las encías, generalmente debido a que son más susceptibles a desarrollar infecciones bacterianas y tienen menos capacidad para combatirlas. Así, es común que las personas con diabetes sufran gingivitis (enfermedad de las encías en su etapa inicial, caracterizada por inflamación y sangrado debido a la acumulación de placa bacteriana) o enfermedad periodontal (en una fase más avanzada, cuando el trastorno evoluciona a pérdida de hueso alrededor de los dientes). Además del daño que provoca esta patología en las encías y el hueso que sujeta los dientes, y la consiguiente posible pérdida de piezas dentales, la periodontitis podría dificultar el control de la glucosa en la sangre. Es decir, esta afección podría contribuir al avance de la diabetes.
  • Pérdida de dientes: el mayor riesgo de sufrir trastornos en las encías puede desencadenar la pérdida de piezas dentales. Se estima que uno de cada cinco casos de pérdida de dientes está vinculado con la diabetes, según datos de la Asociación Dental Americana.
  • Sequedad: la diabetes puede ir ligada también a sequedad en la boca, llamada xerostomía. La falta o disminución de la saliva es un problema importante porque este líquido que en condiciones normales se secreta durante las 24 horas al día tiene funciones importantes, como lubricar los labios y la mucosa bucal, eliminar restos de comida, favoreciendo la higiene bucodental; además de ayudar en la digestión, entre otras. La diabetes puede también alterar la composición de la saliva, elevando sus niveles de glucosa.
  • Candidiasis oral: los diabéticos también pueden desarrollar una infección por hongos llamada muguet o candidiasis oral. Se desarrolla cuando la elevada presencia de glucosa en la sangre desata la fluctuación del pH, promoviendo el crecimiento descontrolado del hongo Cándida. Aparece como placas blanquecinas alrededor de la boca que producen dolor.
  • Aftas o úlceras: los niveles altos de azúcar en la sangre pueden provocar también la aparición de mal sabor de boca o úlceras, principalmente en la parte interna de los carrillos y los labios, así como en la lengua, el paladar y la base de las encías.
  • Cambios en el gusto: la diabetes puede conllevar a alteraciones en el sentido del gusto, lo cual influye en la calidad de la dieta y, como consecuencia, puede conducir a desarrollar más caries.
  • Curación lenta de heridas: el descontrol en los niveles de azúcar en la sangre va ligado a problemas a la hora de la cicatrización de heridas en la boca o que sanen de manera inapropiada.
  • Alteración del esmalte dental: la calcificación del esmalte de los dientes o las células que lo generan y organizan pueden alterarse con la diabetes. Visualmente suelen ser cambios en el color de los dientes, generalmente debido a los efectos del exceso de glucosa en la sangre (hiperglucemia) en el desarrollo de los gérmenes dentales.

Cómo pueden controlar los diabéticos los trastornos bucodentales

Aunque hay signos que pueden advertir de la presencia de problemas en la boca, como sangrado de encías o encías rojas, hinchadas y sensibles; pus entre los dientes y las encías, mal aliento, dientes móviles o cambios en el encaje de las piezas dentales al morder, lo mejor siempre es prevenir la aparición de cualquier trastorno.

Así, las personas con diabetes pueden evitar sufrir estos problemas con una serie de medidas, principalmente de higiene bucodental. Para mantener que los diabéticos tengan una boca en perfecto estado, el Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial de Estados Unidos les aconseja:

  • Controlar el nivel de glucosa en la sangre.
  • Cepillarse los dientes y usar la seda dental a diario, con ayuda también de los cepillos interdentales.
  • Acudir con regularidad al dentista -cada seis meses-, indicándole siempre que tienen diabetes.
  • Dejar de fumar, puesto que el tabaco afecta de manera muy negativa a las encías.
  • Inspeccionarse periódicamente la boca y ante el menor indicio de cualquier problema, ir al especialista.
  • En el caso de usar dentaduras postizas o prótesis, hay que sacarlas y limpiarlas a diario. También se debe comprobar que se ajusten bien, sin provocar roces o heridas.